Seguimos introduciendo a los personajes más emblemáticos de la saga Final Fantasy, y en esta oportunidad nos toca hablar de Squall Leonheart, el protagonista principal de la octava iteración de la saga.
Tímido e introspectivo, poco a poco Squall irá desarrollando grandes aptitudes para el liderazgo y finalmente entablará una relación de amistad y camaradería con el pintoresco reparto del título.
Estudiante del Jardín de Balamb, a poco de comenzar el juego vemos como pasa a ser miembro de la elite de guerreros SeeD, cuya principal misión es proteger al mundo de las amenazas de las hechiceras (la organización fue fundada luego de la Sorceress War, uno de los eventos más terroríficos de la historia de Gaia).
Especialista en el uso de la Gunblade (una espada que también tiene atributos de arma de fuego) Squall tiene una tensa relación con Seifer, otro estudiante problemático de Balamb. Por su actitud, Squall no puede evitar la confrontación, es bastante impetuoso y frío, y a medida que conocemos su pasado se hace más entendible el temor al abandono y a abrir su corazón.
A lo largo de la aventura de Final Fantasy VIII vemos como Squall comienza a aceptar sus sentimientos, y poco a poco su relación con otras personas se hace más fluida. De todas maneras, algunas frases como “Whatever… (Como sea)” son repetidas en más de una ocasión, y hablan de su desinterés hacia los demás. Pero no es egoísta, sino que prefiere crear barreras para no ser lastimado.
Una vez que deja entrar a sus amigos en su corazón, Squall es sobre protector y muy valeroso. Dispuesta a dar su vida por sus amigos, inclusive debe tomar difíciles decisiones y poner su vida en manos de otros, cosa que demuestra hasta que punto consigue confiar en los demás.