Desmond Miles es uno de los personajes principales de Assassin’s Creed, y una buena parte del título esta relacionada con su vida personal, su crecimiento en un enclave secreto custodiado por los mejores asesinos del mundo y su deber, al que intentará escapar, de convertirse en una máquina de matar perfecta.
Intentando escapar de la pequeña comunidad en la que vivió toda su vida, un sitio escondido donde convivía con otras 20 o 30 personas y donde eran entrenados y alterados genética y psicológicamente para aumentar sus habilidades, Desmond se verá luego envuelto en una conspiración mucho más grande de lo que se imagina.
En su código genético, se encuentran rastros y memorias de Altair y el proyecto Animus de la compañía Abstergo parece requerir de estos datos para funcionar.
Sin embargo, al estar cautivo en la extraña máquina de Animus, y desarrollar extraños sueños y vivencias que pertenecen a su antepasado, el asesino Altair, la personalidad y habilidades de Desmond se nos irán revelando.
Cuidadoso y metódico, consiguió escapar de la organización y mantenerse oculto por años, hasta que un descuido terminó con el descubrimiento, por parte de la misteriosa compañía Abstergo, de su verdadera identidad.
A lo largo de la aventura iremos describiendo más secretos que relacionan el pasado de Altair con las situaciones que actualmente le pasan a Desmond, pero el final termina siendo bastante confuso, dejando a los fanáticos con esperanzas de mayor claridad respecto de los hechos.
Poco vemos en acción a Desmond, un hombre de unos 30 años, fornido, serio y muy habilidoso, pero con un pasado que lo atormenta y le juega malas pasadas. Para cuando lo capturan, ya no tiene forma de escapar y pasa a ser una parte indispensable para el proyecto Animus, su identidad, sus verdaderos objetivos y su destino, es algo que aún no ha quedado del todo claro en la saga.